This dissertation explores the relationship between artistic production and political intervention in Peru at the time of the formation of the Truth and Reconciliation Commission (TRC) in 2001. I examine the cultural field post-TRC as an enabling environment for the discussion of the armed conflict and the political violence that ensued from 1980-2000. By analyzing a corpus of diverse mediums including popular theater and performance art, photography, as well as literature and film, I arrive at new conclusions regarding the ongoing battles for historical memory. I argue that these art works have been favorable avenues for political intervention because they have opened the door to fruitful discussions regarding the Peruvian "dirty war," and because they have revealed and validated views not included in any of the mainstream, officially endorsed theories propagated by the State or the TRC. The main argument behind my analysis is that while the cultural corpus studied stemmed from an initial effort made by the TRC to include symbolic materials into their investigation, the artistic field allowed for a rounder and more complex vision of the violence. I trace the development of this practice in the theater performances by Grupo Cultural Yuyachkani during the TRC's Public Audiences in Ayacucho (2002), the photographic exhibit Yuyanapaq (2003) in Lima, as well as more widely disseminated artistic works, such as Herralde award winning novel La hora azul (2005) by Alonso Cueto and homonymous film (2014) by Evelyne Pegot-Ogier. My dissertation provides an in depth study of the Peruvian armed conflict emphasizing the importance of the narrative created by the TRC in the construction of a corpus of resistance art capable of facilitating an alternative discussion that takes into account the conflictive and fragmented nature of memory.
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This dissertation explores the relationship between artistic production and political intervention in Peru at the time of the formation of the Truth and Reconciliation Commission (TRC) in 2001. I examine the cultural field post-TRC as an enabling environment for the discussion of the armed conflict and the political violence that ensued from 1980-2000. By analyzing a corpus of diverse mediums including popular theater and performance art, photography, as well as literature and film, I arrive at new conclusions regarding the ongoing battles for historical memory. I argue that these art works have been favorable avenues for political intervention because they have opened the door to fruitful discussions regarding the Peruvian \"dirty war,\" and because they have revealed and validated views not included in any of the mainstream, officially endorsed theories propagated by the State or the TRC. The main argument behind my analysis is that while the cultural corpus studied stemmed from an initial effort made by the TRC to include symbolic materials into their investigation, the artistic field allowed for a rounder and more complex vision of the violence. I trace the development of this practice in the theater performances by Grupo Cultural Yuyachkani during the TRC's Public Audiences in Ayacucho (2002), the photographic exhibit Yuyanapaq (2003) in Lima, as well as more widely disseminated artistic works, such as Herralde award winning novel La hora azul (2005) by Alonso Cueto and homonymous film (2014) by Evelyne Pegot-Ogier. My dissertation provides an in depth study of the Peruvian armed conflict emphasizing the importance of the narrative created by the TRC in the construction of a corpus of resistance art capable of facilitating an alternative discussion that takes into account the conflictive and fragmented nature of memory.
La hora azulLa hora azul escrita por Alonso Cueto y publicada en 2005 es una obra representativa de un extenso corpus que ha ficcionalizado desde distintas disciplinas la guerra entre Sendero Luminoso y el ejército peruano que devastó a aquel país en las últimas dos décadas del siglo pasado. Esta novela aborda el conflicto armado una vez que ha terminado, sitúa su historia en la posguerra y el peso de la narración está focalizado en la perspectiva de una víctima directa (Miriam), una indirecta que heredó el dolor de su madre pero que no vivió la violencia en carne propia (Miguel) y de un personaje que no fue víctima y que actúa como detective (Adrián).
En La hora azul se lleva a cabo un proceso de búsqueda de la memoria así como un intento por reconstruir el pasado reciente marcado por la violencia. Es importante señalar quién y desde dónde se hace esta búsqueda. El personaje que la lleva a cabo es Adrián Ormache, un prestigioso abogado de clase alta. Es decir, La hora azul utiliza un narrador homodiegético que participa en el debate sobre las marcas del conflicto interno peruano cuando ya ha pasado y lo hace desde la perspectiva de la clase alta limeña. Adrián es un personaje prototípico de la tradición literaria criolla sobre el conflicto. En la novela de Cueto,7 el acercamiento al pasado se hace desde un hombre blanco que viene de fuera, que no sólo no vivió la guerra sino que desconoce el mundo andino.
Por su desconocimiento de la lucha armada, antes de emprender el viaje busca libros sobre el tema. El hecho de que el personaje conozca el conflicto a través de un libro puede tomarse como una crítica que La hora azul hace a la ignorancia de la clase privilegiada en relación con el difícil pasado reciente. Ese sector de la sociedad, representado por Adrián, había vivido de espaldas a la realidad de su propio país que había sido arrasado por una terrible ola de violencia. Tan remoto es ese pasado que el narrador ve la necesidad de estudiarlo en libros de historia y de testimonios escritos. Hasta este momento es la única manera en la que se relaciona con él.
Se ha dicho que la novela reconstruye la memoria desde un mundo blanco. No obstante, La hora azul, aunque narrada desde la óptica de Adrián, sí procura incluir el punto de vista de las víctimas mestizas. En una época en la que la guerra ha pasado las hace visibles porque para muchos no existían.12 Este carácter es coherente con todo el planteamiento de la obra, su intención es ver el conflicto desde la perspectiva de un hombre de clase alta que había pasado su vida ignorándolo.
La novela de Cueto plantea la reconciliación como algo positivo, no asociada con el silencio y el olvido. Es más, sugiere que quienes callan y buscan a toda costa el olvido sufren mucho. A lo largo del relato se percibe el deseo de olvidar por parte de varios personajes, entre ellos Miriam. Ella es una sobreviviente que no entiende cuál es el objetivo de volver constantemente a un recuerdo que hace daño.13 Pese a que en apariencia perdona a su agresor, no puede deshacerse del dolor que le causó. En cambio Miguel sí puede dejar el pasado atrás. Entonces La hora azul propone que la reconciliación es viable pero no entre los actores directos (Miriam y Ormache), sino entre las generaciones siguientes (Adrián y Miguel) como un acto simbólico. Además no plantea que la reconciliación será fácil o completa, sino un proceso complejo.
ConclusionesLa hora azul muestra que el conflicto armado marcó a casi todos los sectores de la sociedad, directa o indirectamente, incluso a quienes, como Adrián, nunca se lo habían imaginado. Por esa razón ofrece la oportunidad de que todos participen en la reevaluación del pasado peruano reciente. Asimismo, evidencia la crueldad de una guerra, las heridas que permanecen abiertas y que las agresiones cometidas por uno y otro bando son imborrables, por lo que sus marcas quedaron tanto en víctimas como en victimarios. La novela pone de manifiesto que la guerra no es un evento del pasado, pues sigue teniendo consecuencias para los personajes.
La hora azul es un ejemplo de literatura peruana post CVR que no oculta su apuesta por la reconciliación a pesar de que la sociedad esté profundamente fragmentada. Es una novela en la que se lleva a cabo una búsqueda y reconstrucción de un pasado marcado por la violencia.
6 Cabe destacar que el campo literario peruano está profundamente divido entre los escritores limeños o cosmopolitas (aquellos que viven fuera del país) y los andinos. La llamada literatura post CVR que aborda el conflicto armado una vez que se publicó el Informe en 2003 está escrita en su mayoría por autores del primer grupo. Como se ha mencionado, son escritores que publican en grandes casas editoriales y que han recibido premios internacionales; por ejemplo Alonso Cueto ganó el Herralde en 2005 por La hora azul; Santiago Roncagliolo ganó el Alfaguara en 2006 por Abril Rojo; Iván Thays fue finalista del Herralde en 2008 por Un lugar llamado Oreja de perro y años antes, en 1993, Mario Vargas Llosa ganó el Planeta por Lituma en los Andes. La característica común que comparten estas novelas es que abordan el conflicto desde una perspectiva de fuera, es decir, los personajes que dan cuenta de él no son de la zona andina, por lo que no logran comprenderlo y hay una tendencia a simplificarlo como un problema exclusivo de la comunidad indígena. El hecho de que se hayan concedido tres de los premios literarios más importantes en lengua española a obras que abordan la guerra peruana, puede interpretarse como una necesidad de reconocer que la reconciliación es posible y que el pasado está superado. En ese sentido hay un uso político y, sobre todo, mercantil de la memoria, como si al aceptarse dentro del campo cultural, el conflicto ya no necesitara más reflexión y simplemente se tomara como un tema recurrente en el panorama editorial. En cambio, en la literatura andina, que se publica en pequeñas editoriales y no suele circular fuera de Perú, la forma de abordar el conflicto es muy distinta, es más crítica. En ella se plantean los motivos históricos, políticos, económicos y sociales que posibilitaron que se desatara la guerra senderista. Además insinúan que dichas condiciones no han cambiado y todavía hay muchas víctimas que no han encontrado justicia, por lo que el conflicto no puede darse por terminado. 2ff7e9595c
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